miércoles, 24 de septiembre de 2014

Punks tomando té




El primer Punk en el ojo.

1981

Comenzaba a ebullecer el punk en Inglaterra, el movimiento de urbana protesta, anti estética, rechazo a lo convencional, con cara mal humorada, actitud nihilista y con la más excéntrica indumentaria hacían presencia en Londres y sus alrededores.

La información que Estados Unidos difundía en plena guerra fría era lo que estaba a la mano, capitalizaba información y distorsionaba la restante ( lo sigue haciendo).  Filtraba las cosas con un aderezo comercial, le barnizaban un adepto "más vendible" y así nos llegaban las cosas a México, por eso, cuando descubrías la originalidad, cruda, impactaba. 

Europa para los latinos era la vanguardia. En esos tiempos, la brecha de velocidad de comunicación comparada con la de  éstos tiempos, de celular e Internet, era tan lenta que se asumía con naturalidad su desfase de un par de años; sumando a ese rezago, la encerrada economía mexicana con una muralla arancelaria, nos aislaba de muchas cosas, pero era más efectiva la capitalización de la información manipulada por Estados Unidos. En consecuencia a la guerra fría retardaba dos años como mínimo en llegar el conocimiento de las nuevas tribus urbanas, la moda e información de las tendencias sociales. El punk se entendía con el antimaterialismo expreso y un rasgo preponderante eran sus principios: el pesimismo, la flagelación; el sufrimiento en una pesada nube de realismo crudo con apocalípticos presagios. La nube deambulaba en las calles de Europa, en unas ciudades con mayor relevancia que en otras: Londres, Amsterdam, Dinamarca y algunas ciudades del éste de Europa se incorporaban perfecto a la actitud de rebeldía con gesto de desprecio. 

 Al llegar a Londres la conmoción de sorpresa ante su apariencia me sorprendió: una tribu urbana ataviada en el más puro estilo de crudo realismo, flagelados en el rostro con broches, con los cabellos aglutinados en picos pintados en colores tristes y sangrientos caminaban educadamente en la londinense cotidaniedad. Tomabán educadamente el té estirando el dedo meñique y masticaban un elegante cokney; el flemático protocolo inglés, cuya excentricidad nata otorgaba un espacio, una urbanización que perdonaba los modales campestres del lenguaje del east end londinense. En algunos de ellos de sus bocas fluía un perfecto y flemático inglés, se mimetizaban con la cotidianeidad, y terminaban siendo ciudadanos con necesidades en busca de un espacio, de un reconocimiento:

 " ¡Hey aquí estamos, mírame y no me importa, soy yo! .

 Coexisto en tu sociedad materialista de consumo, de esclavitud a la dinámica comercial, de pérdida de identidad, pero de hambre bien saciada".

En una reacción a esa predisposición al abandono de los ideales, de renuncia a lo que impedía la pureza de tu alma, de renuncia a lo vulgar, a lo de brillantes colores, reaccionaban tajantemente con luto ataviándose con color negro como condición imprescindible. 

Era decir

"¡Yo protesto, no estoy alegre, estoy encabronado!" 


La música fue su himno, su mejor compañía y difusión de su discurso. Música de expresiones crudas y como pasaporte musical, la guitarra eléctrica distorsionada, ruidosa, de compases y tiempos rápidos.

Un agresivo garage rock, con el bajo esclavizado celosamente a la línea del acorde; la batería truena con impactos con furia a tiempos acelerados y la voz, expresada de manera violenta, desgarradora, de un momento a otro cambiaba de manera abrupta, un silencio, espacios con la batería marcaban un silencio de guitarras y la voz se atrevía a formas más melódicas, estilizadas, exagerando al terminar la dicción de la palabra, forzando incluso a modulaciones de voces  infantiles, escolares, prepueriles, como si fuera una caricatura cantada. (I dont´want to go to school. Ramones)

Pagué un boleto para una obra de teatro, Los Miserables, la actuación y magnífica puesta en escena pasaban desapercibidas ante el espectáculo que otorgaban los moradores en las butacas, la mayoría tenía ese aire de individualismo como estandarte cotidiano de supervivencia adoptado con elegante estoicismo. Muy londinense.

Cuando el intermedio pausó la obra e invitó a salir a la dulcería y al área de bar, unos jóvenes en indumentaria y actitud punk, con alrededor de veinte años, descorchaban una botella de champagne y en caprichosas copas, con refinadas maneras, bebían el cristalino líquido, simulando beber oro translúcido.

Esa incongruencia, esas imágenes, reservaron un espacio de persistencia en mi mente.

Sid Vicious, de los sex pistols interpretando, My Way, "a su manera"

domingo, 31 de agosto de 2014

Tu birthday

El cumpleaños, la métrica a la  que nos sometemos involuntariamente para medir nuestra edad y acompañándole, medimos y cuestionamos nuestro desempeño en la vida.

Siempre me es un poco incomoda esa reflexión de medir mi desempeño bajo los cánones establecidos por el común de la sociedad: Dinero, logros profesionales, los bienes que tienes o que no tienes, los logros de tus hijos, el capital acumulado, los viajes que haz hecho y tal vez,  un montón más de cosas vanas. Mi reflexión está muy distante y mi ser, en constante rebeldía contra el común denominador de la mayoría, " es mi esencia " , cuestionar,  ser rebelde y un poco extraño. 

Los egipcios medían el tiempo por proezas, por circunstancias que marcaban hechos determinantes, hechos coyunturales en el rumbo de sus vidas. En sus tabletas de arcilla y papiros con dibujos gráficos; podían ser guerras, catástrofes o bondades, como excelentes cosechas, pero sinceramente, esto también es ajeno al sér; simplemente es algo circunstancial. 

Estoy en eso, de cómo voy a medir mi vida? La reflexion es profunda y tendrá que obedecer a un abanico amplio de circunstancias, pues en complemento a la refelxión vanal y circunstancial ¿Podría ser la emocional una más apegada al ser? Las emociones vividas, ese inventario de sensaciones especiales que han marcado mi vida, buenas, malas, regulares, pero que me hayan marcado, esas que persistan en mi memoria. Entonces mi mente escanea, bajo las herramientas del corazón y del alma, esos momentos especiales que a mi particular persona hayan causado ese efecto tridimensional para que persista en mi cabeza, en mi corazón y mi alma simultaneamente; entonces, la experiencia es grata, digo grata, por la multiemocional gama de sensaciones, recorriendo la vida. 

Me esfuerzo en recorrer con esa multisensorial herramienta a la que me he sometido para esto, entonces trato de situarme desde la más temprana edad posible. 

Mi primer recuerdo es mi madre abrochandome las agujetas de unos zapatos negros. No sé, me inundó una emoción hermosa que en ese momento percibí con esa multisensorial herramienta y lo conceptualicé : Mi madre me amaba, más que a la vida, lo percibí ese día, sin que el hecho o la circunstancia tuviera que merecer ese momento, simplemente lo aprecié. 

Después recordé la sensación de mis primeros y erraticos ensayos de interacción social, y me llega a la memoria alguna disputa por un juego de colores o algún utensilio, en una mini escuela. No fue algo agradable, fue más bien eso y tal vez solo eso, una mini disputa, pero no le pude asimilar y fue algo desagradable. 

Pasan muchos momentos: Un picnic delicioso con boings de cuadritos y los sandwiches de pan blanco en rebanadas, con la servilleta adherida y que muchas veces pasaba a ser parte del sandwich, pues no tenia la paciencia de despegarla.
 Pero lo más delicioso de ese recuerdo son risas y más risas, con ellas, le acompañan en perfecta armonía el aire fresco del parque de chapultepec. Me acuerdo muy bien de una sensación de correr, de estar vivo, de sentir que el aire me golpea en la cara, de trepar arboles, de sentir que existo, esas escenas, con emociones y fotografías mentales... sí son deliciosas. 

Recuerdo la sensación de la primera vez que me dieron dinero para gastar, fue un billete de un peso y con ese, me compré unas papas, una torta y un refresco. Me sentía ya grande e independiente, --tal vez-- esa es una bonita percepción del dinero: "la independencia" . 

Se llena mi corazón de emoción al percibir la imagen del rostro de mi madre emocionada escuchando mis imagianrias proezas en la escuela, !! eran bastas y elaboradas!!, tanto que alguna vez logré convencer a mi madre de que eran reales, pero siempre sus ojos se llenaban de vida y de amor al escucharlas. Recuerdo su rostro,  lo percibía hermoso, con un cutis sutil y terso, con cierto rubor de vida, de la emoción de escucharme. 

Pero no todo es bondad y amor, casi en simultaneo recuerdo que justo despues de sentir la magia de interactuar por primera vez con compañeros en un salón más grande, con cuadernos diferentes y con bromas y chistes mas elaborados, descubriendo la genialidad de existir de uno que otro compañero, está  el abusivo y sometedor, ese... que se hace interesante y te trata de subyugar, de marcar su territorio y se acompaña de muchos de tus compañeros, incluso amigos tuyos que se apartan cobardemente de tí, por no enfrentarse a él. Recuerdo muy bien esa revolcada en la tierra en el recreo y que ya le estaba ganando, pero recuerdo muy bien la reflexión de que pasaría si le ganaba, me dio terrror. ¿ me golpearían los demás ? y así pasó... Desagradable conjunto de emociones: Miedo, valor, rabia, violencia, traición y cobardía. Esa fue una de las primeras lecciones dificiles de la vida. 

Como una brisa hermosa y perfumada estan los recuerdos y percepciones de las niñas. Las que te ven, las que no te ven por más que te haces el interesante; las que te gustan y su novio es tu amigo o las que les gustas, pero tambien, su novio es tu amigo, pero la sensación que recuerdo con un sabor casi a flores y gloria, son las que te gustaron y les gusté yo, y que algún día se acercaron o te acercaste y les pediste que fuera tu novia o que te lo pidieron, esas...fueron sensaciones muy, muy gratas.

Tengo un recuerdo muy completo de una niña que fue mi novia como a eso de los nueve años. Era una niña hermosa de ojos verdes enormes como grandes hojas vivaces y un cabello largo, sedoso y cobrizo. Recuerdo mucho que mi padre me decía: " Esa niña es muy bonita " y sí que tenía razón , pero también recuerdo que por mi propia inseguridad y -tal vez- por lo bonita que era, tenía pavor de acercarme a ella, tenía tanto miedo que me rechazara y quedara en ridículo  que !! Ufff!!, ni siquiera pasaba por mi cabeza declararmele, pero por hazares del destino, un día, la hermosa niña que tenía dos años más que yo, se paseaba en su bicicleta justo enfrente de mi casa. Yo estaba jugando en un monte de arena, pues estaban  contruyendo en mi casa y ese lugar,  era la delicia para jugar con unos cochecitos de rally que me había traído de mi recien viaje a Europa con mis tíos. Estábamos haciendo carreteritas, derrapando el auto, imaginando... cuando pasó la hermosura de niña y le comenté a mi amigo que también era dos o tres años más grande que yo : "esa niña me fascina"  y el condenado no chispó en gritarle : !! Heidi dice Armando que si quieres ser su novio !!, bueno, creo que ese día, mi cara exploró todos los colores del arocoiris, casi me hago pipí de la verguenza, pero la vida me dio una muy buena lección:! me dijo que si !...Ni mi amigo, ni yo lo creíamos, y estaba impaciente por contarle a mi papá, quería su aprobación, que fue una constante, de motivación y desmotivación en mi vida. Sin embargo, mi padre,  es la persona con la que me he podido equivocar más en mi vida y que me sigue amando como el amor mismo, y eso, siempre es una de esas constantes de motivación para ser autentico. 

Despues la hermosa niña de ojos verdes y yo, tuvimos un noviazgo muy formal. Ella regularmente iba a mi casa y mi Mamá nos llevaba al cine u otros lados, jugabamos con niños y niñas de la cuadra y me sentía una celebridad, por novia tan bonita a mi lado. Recuerdo muy bien que una de las veces que fuimos al cine, vimos : " Vive y deja morir de James Bond", yo me sentía Roger More, pues tenía a la novia más guapa de la cuadra. Ese sentimiento fue la vanidad y rápidamente me aterrizó la vida. Después de algún disgusto porque la muy mula me quitó las escaleras cuando estaba escalando el muro, no sé que tanto le grité, ella ya se estaba volviendo señorita y yo todavía era un niño que jugaba con carritos, yo sabía que ya se estaba aburriendo y percibí que había algo que no comprendía, que yo ya no tenía y, presentía que algo desagradable iba a suceder. Unos dias más tarde, un niño un poco más grande que ella y mucho más grande que yo,  rondaba por mi casa en una moto extraordinaria  y... me la bajó.  Esas sensaciones, fueron acrecentando el inventario de sensaciones en mi vida: Júbilo, fé en ti mismo, vanidad, gloria, impotencia, incertidumbre, rencor y depresión. 

Sí, ese fue mi primer golpe al corazón y después de estar en las nubes, caí hasta el más fangoso infierno. Me encerré por mas de seis meses en mi casa. Los libros y mis cochecitos fueron mi refugio, hasta que una moto llegó a mi casa y fue el principio de una sensación de poder, osadía y también ganas de que la niña me viera en tan hermosa motocicleta y la ilusión, de que... -tal vez- regrese conmigo, pero a esa edad, en las niñas seis meses es un mundo de evolución y yo... seguía siendo un niño...y esa fue otra importante lección: La frustración.

Para no hacer el cuento largo, todos los sucesos en mi vida fueron tomando presencia.

Así fue recorriendo el inventario de mi vida. Ahora sí, tenía mucho que celebrar, si haces un recuento de tu vida, te das cuenta , ! Qué es tu vida!. Es tu historia y cada uno de nosotros tendrá un montón de cosas que contar, sus historias y en algunas de ellas aparecerás y en otras,  no.

Nuestras vidas, son como un destello minúsculo en el trascender de la tierra, que es como una señora de cuarenta y seis años y la humanidad, son como dos horas de su vida, la vida de cada uno de nosotros entonces, es menos que un destello en la vida de esa señora tierra,  pero nuestra mente tiene posibilidades infinitas y un ser humano, puede cambiar la vida en la tierra, para bien o para mal. Para bien, por ejemplo, podemos idear una maquina para explorar otros mundos, para mal, podemos destruirlos, incluso, donde vivimos. Ese poder tenemos. El ser humano es frágil, pero su mente es poderosa, puede hacer mucho.

Esta reflexión, me invitó a conceptualizar mi vida, su sentido. Creo que es una paradoja interesante, es mucho y poco a la vez, como el ser humano.

Me gustó ser uno de ellos, es una buena responsabilidad, ese poder y esa fragilidad, son un regalo infinito.

Happy birthday pa mi.

martes, 3 de junio de 2014

El desperdicio y la conciencia


El cadáver de un tiburón en pescadería. "Solo para hacer show"


Todos los días me pregunto ¿Por qué tanto desperdicio?.

Paso al supermercado, cuyas megalotiendas acechan en cualquier rumbo de la ciudad y aún más, en lo suburbios del Estado de México. Directo fui a la zona de pescados. Un despliegue de cadáveres moradores del mar, yaciendo en una cama de hielo. A un costado, productos del mar empaquetados allí, en la pescadería del supermercado, en paquetes informales de poliestireno, recubiertos con dos o tres vueltas de plástico transparente: Atún ahumado, sierra ahumada, almejas, surimi, barras y placas de procesado empanizado, por decir algunos, entre una gran diversidad. Al otro costado, pescados empaquetados ya aderezados: al ajo, con ajonjolí, a la talla y desafortunadamente repitiendo como finalizamos la frase anterior, entre un gran diversidad. Así se repite varias veces.

Pero lo peor, es que rara vez encuentras algo de buena calidad.

En obsequio de tener opciones, al parecer, de manera insensible se tiran la mayoría de esos perecederos. “Es un daño colateral a ofrecer siempre opciones”…Mi estomago se retuerce de la insensibilidad. Pienso…¿Cuánto daño hicieron al entorno marino para que sea un daño colateral y casi todo se tire?, ¿Cuánta gente se muere de hambre o  cuántos niños no pueden alimentarse sanamente y la mayoría del pescado termina en la basura?...Todo, por ser mejor que la competencia, por ambición. La verdad, por pendejadas. La vulgaridad del que piensa cortito.

Camino una cuadra y platico con el señor del expendio de periódico. Le pregunto si paga todos los diarios y revistas que no se venden. No, me comenta, todas esas se regresan. Tal vez la mayoría se procesan, pero procesarlo implica un desperdicio de miles de cosas y en el proceso de reciclaje de papel…¿Cuántos químicos contaminantes no se utilizan, como la sosa cáustica y donde terminan esos químicos? ¿ Y tanto papel de donde viene?, pues de los pulmones del planeta.

Pasas por el expendio de pollo y lo mismo.

Mi pregunta…¿Cuántas cosas se tiran solamente en obsequio de ofrecer opciones al consumidor?
E
Antes no existía eso, era impensable. En los cincuentas, sesentas y hasta setentas era impensable, pues todavía existían secuelas del hambre y las guerras. Ahora es un inconsciencia tolerada y cotidiana. Una zona de confort. Nos hacemos ciegos, más bien, nos hacemos pendejos, que es diferente.

Es como ver un bonito río ser contaminado con diferentes tipos de tóxicos todos los días. Pasar a su lado y tolerar su paso, ver como se va deteriorando por qué son miles de fabricas que tiran el desecho y todas, absolutamente todas, viven a un costado del río. Sus familias, amigos, conocidos, viven y comen del río,  entonces me hago la pregunta ¿Por qué lo hacen ?, en serio, ¿No tienen consciencia?. 
El pensar cortito al parecer, es un hábito en nuestra plástica sociedad moderna y más que eso, es una costumbre aceptada.
Consecuencia…y pienso en la una consecución de secuencias a un acto. También pienso: Consciencia, estar conscientes de las secuencias. Así lo pensé, sin recurrir al diccionario, tal vez, por qué la palabra ya no exista en el vocabulario moderno.
Me imaginé como era antes. Tienditas, pequeños negocios, todos ellos de personas de la comunidad, que les daría vergüenza ofrecer algo en mal estado o de mala calidad. Y más aún, que se enterarán de todo lo que se desperdicia con tal de ganarle a su vecina competencia.

Yo creo no tienen consciencia "de estar despiertos" y mucho menos conciencia "de lo que esta bien y mal".

Busqué en Google conciencia y lo primero que me apareció fue esto: Conciencia.- Enigma de la ciencia y filosofía.

Ya valió madre, le echaré un ojo.